domingo, 1 de enero de 2012

Ni el crimen ni la impunidad jamás detendrán la lucha ni la solidaridad.

Recorrer el frente con botella en mano, la silueta en la noche no se denota y es que si la luna acompaña este golpe, las nubes son cómplices para ocultar el resplandor.

Caminar luego hasta el fondo del callejón, encontrar alguna de las 13 veredas para el escape es muestra de la planeación, respetar el monte, repudiar la contaminación, escuchar el agua correr, y no poder ver la esquina si aún sigue la guardia. Montaña que nunca olvido.

Un recorrido al fondo de la calle de la parcela escolar, topar a la tropa que manda por esos lares, sus enseñanzas recordadas justo cuando el pasear por la vereda: la ciudad era nuestra pero no encontrarnos fue síntoma del desdén de la tecnología hacia un loco.

La botella debe ir a la mitad, porque la manera de maniobrarla, a tal nivel el liquido no derramará su consistencia, más que el punto hacia donde se dirige, por el arroyo se encuentra de todo, desde el pastizal, hasta el nogal, desde el guayabo hasta el sabino, raíces agrietadas, tales que no podría olvidar.

Si la distancia entre el mar y la ciudad no pareció larga, el punto donde iniciaba una tragedia quedó atrás porque el camión recorría la avenida sin mucha velocidad.

El amor que pueda dar, desde hace unos días lo empecé a agotar, por que como si fuera la asistencia a la repartición de parcelas, justo ella aguardó y lo guardó.

Pulsera rojo y negra.

Tantos nudos de hacen distinguir, entre un trabajo comercial y una muestra de trabajo artesanal, pero denotación del tiempo, oh recurso renovable.

Asumirme en un punto del plano le adjudica la necesidad de estar bajo él, someter a la máquina y envolverle para imponer la tuerca del sistema, oh tiempo que vacilas sobre una rueda.

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