Completamente seguro de que
al adoptar un gati no causaría controversia alguna, caminé por la calle en
donde se encontraba un lote baldío con agujeros en la barda y que algunas veces
había visto un puño de gatitos de todos los tamaños, en otras ocasiones ya
había entrado al sitio para platicar con unos gatis que se acercaron cuando les
llamé. Siempre es muy fácil entrar, no reparé en ningún momento y constaté que
los gatis que estaban ahí corrían al escuchar mi llamado y como había arbustos
secos / pedazos de árboles podados, caminé a su alrededor y pude ver a una
chica que estaba sentada con 3 gatitos entre sus brazos, me sorprendí, pues no
esperaba encontrar ningún ser humano en tales momentos, me dijo – Hola; le
respondí casi de inmediato - ¿Qué hubo?.
Los tres gatitos no tenían
más que algunos días de haber nacido, ella les hablaba. Comentaba que eran unos
bebés, estaba parado viendo a tales criaturitas entre los brazos y me dio mucha
ternura, le pregunté que si me regalaba uno pero se negó. Me senté casi frente
a ella, no sé en qué momento mi atención se volcó hacia ella, hubo un tiempo no
muy largo en que nos observábamos a los ojos sin decirnos nada. Siempre he sido
muy observador: del medio, de las calles, de las banquetas, del mar, del cielo,
de las personas; más aparte siempre me he considerado alguien de mucha seriedad
combinada con la serenidad y todo eso me gusta aplicarlo, eran 2 gatitos negros
y 1 amarillo. Ya no me importó seguir buscando otros gatis, la verdad mi esperanza
estaba centrada entre los gatitos que estaban con la chica.
La conversación se
desarrolló en torno a los animales, sobre las compañías que nos proporcionan
sin pedir nada en cambio. Me dijo que ella había llegado unos 20 minutos antes
que yo y encontró a los gatitos, yo quedé fascinado con su forma de hablar
respecto de los animales, por espacio de no más de una hora estuvimos parlando
de curiosidades de distintos momentos en nuestra vida, antes de irse me
señalaba en donde era que vivía, por cierto no muy lejos de donde nos
encontrábamos, yo ubicaba más o menos el rumbo de donde está su casa, pero me
invitó a ir con ella y la seguí, cruzamos 3 calles por otros sitios valdios y llegamos a su casa, me invitó a entrar, pero le dije que esperaría afuera.
Entró a su casa con los gatis en las manos y salió junto a sus hermanos, 2 tipos de complexión atlética y de corte militar, me los presentó ella, ellos iban al fondo de la calle junto con otra banda que se encontraba ahí, me dijo que eran desertores del ejército y que andaban entrenando a varia gente para los de la letra, pensó en que me asustaría o seguiría parlando al respecto, pero como no eran mis intenciones le comenté que estaba a todo dar eso, y que pues ya que sabía en donde vivía regresaría a buscar un gati, me acompañó y seguimos una larga charla pero ahora respecto de nuestros viajes, sueños y quehaceres.
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