Se viene la voladora, sabemos que
no es de plástico. Mis enfrentamientos contra sicarios del capital han sido varios
y aunque en su mayoría he estado en desventaja, salgo de uno y otro
enfrentamiento a la par de casi andar sobreviviendo. Los golpes asestados de mi
parte, han sido previamente calculados, un plan minuciosamente estudiado
mientras escuchas Anarkia Tropical o simplemente impera el sonido ambiente. Con
alegría, consciencia y determinación te organizaste para lograr un objetivo,
pero es muy diferente cuando te toman por asalto, esos momentos inoportunos que
tienes que sobrellevar, para evitar la obra maestra de algún mequetrefe.
Es el año 2012 mi última ocasión en
la esquina más caliente del planeta en éstos lustros de vida, en mañamoros (Matamoros,
Tamaulipas), allá todo está controlado por las células del cártel del golfo,
que tienen en jaque a las autoridades por el visceral reacomodo estructural en
su organización, a la par de estar en guerra contra los zetas. Trabajaba en un
amparo que promovía la liberación por prescripción de un preso, acusado por
homicidio calificado. Hacia el tour de los viajes suicidas cada que andaba en
la frontera: Llegar a Cd. Reynosa, luego pasar a Cd. Diaz Ordáz, Cd. Camargo
hasta la ciudad de Miguel Alemán, en
algunas ocasiones acudía a Cd. Río Bravo e inclusive Matamoros, era tal ocasión
en diciembre de ese año que anduve por esos lares: Estuve el día 25 en un
rancho de Díaz Ordaz y al día siguiente rumbo a la capital del estado, Cd.
Victoria.
Éstos viajes regularmente los
realicé con un colega, que por su vida de excesos estaba ya convaleciente, cada
5 horas tenía que someterse a una diálisis clínica porque su riñón había dejado
de trabajar chido, y de regreso el día 26 por la tarde, en una de las aduanas
nos pidieron los documentos de importación de una podadora que habíamos conseguido
en una pulga en Reynosa, cómo no teníamos regresamos un poco para tomar la
autopista a Matamoros, y así bajar por la otra aduana, mi colega se empezó a
poner mal, estaba ya entrada la noche cuando llegamos al centro de Matamoros,
pero mi colega tenía grandes dificultades para respirar, con mucho pánico me
gritaba que llamara a una ambulancia porque no podía respirar, durante el
camino se fumó un cigarrillo en un lote de venta de autopartes en Reynosa,
acción que tenía súper prohibida, yo llegué a pensar que fue por eso que se
había agravado su salud.
En menos de 10 minutos después de
haber hecho mi llamada llegó una ambulancia de la cruz roja y lo traslado hacia
la clínica del ISSSTE, mientras yo me quedé afuera de una farmacia desde donde
había hecho la llamada.
En el noreste sucumbe por ese
tiempo un frío fuerte y húmedo, esa noche no era la excepción, cerca de las 8
de la noche me quedé observando el gran tráfico que se reúne en la calle
conocida como la diagonal e intersección con la veinte, la circulación es en un
solo sentido (izquierda a derecha), una gran variedad de modelos en los
vehículos, la mayoría con placas de Texas o de cualquier estado de la unión americana,
entre camiones escolares implementados como transporte público, ostentosas camionetas ex
que veo que abruptamente dobla la esquina de la gasolinera, contigua a la
primer esquina del lado izquierda, una camioneta Chevrolet Avallanche y se
trepa a la banqueta, se para escasos 10 metros de donde me encontraba yo, recargado
en el vehículo en el que viajabamos: la cherokee.
La intención que percibí al
instante fue de “ya valio madres” por la violenta forma de arribar y detenerse,
y en efecto, no pasaron muchos minutos cuando casi al mismo tiempo se abren las
puertas del piloto y copiloto, respectivamente descienden de la unidad y el
chofer avanza por el frente del vehículo y porta un cuerno de chivo en la mano,
el copiloto recorre la parte trasera de la camioneta para intercambiar estratégicamente
de posición ambos individuos, el objetivo era que me diera cuenta que estaban armados
y me estaban vigilando, repentinamente me paralicé porque había premeditado lo
siguiente:
Si entro a la farmacia se meten
por mí, si saco mi celular se vienen sobres también, no hay más que esperar y
aguantarme aquí.
Empezó a soplar un viento frío
con una briza húmeda, tan característica
ventisca húmeda de cualquier puerto en invierno, me pasmé durante media hora
observando los vehículos que pasaban y de reojo veía el vehículo de la gente
armada, que en reiteradas ocasiones encendían las luces internas y mostraban
sus armas mientras me hacia que sólo veía los coches, taxis, camiones siguiéndolos
con la vista, pero en realidad vigilaba a quienes me vigilaban.
Cuando llamé a la cruz roja, me
atendió un sujeto que me interrogó primero y después pasó a contestarme una
socorrista, quién me dijo que llegaría la ambulancia en 7 minutos, las
cuestiones del sujeto fue el lugar de donde me estaba comunicando y que era lo
que pasaba, la socorrista me preguntó los síntomas y algunas instrucciones de
primeros auxilios que no pude implementar por lo hiperactivo que se encontraba
mi colega. Pasados cuarenta minutos la camioneta encendió motor y avanzó muy
lentamente hasta donde me encontraba.
Bajaron de la banqueta, vi como
se acercaba el vehículo mientras se bajaban los vidrios y mostraban sus cuernos
de chivo, hice como que no pasó de nada, posteriormente siguieron avanzando y
luego pisaron el acelerador a todo lo que daba para doblar en la primera
esquina que se encontraba hacia mi lado derecho, respiré profundamente y abrí
la puerta del copiloto de la cherokee, saqué una chamarra. Abordé el primer
taxi que se detuvo y me fugué.
Respecto del reo en Miguel Alemán,
pues en 1997 protagonizó una riña en donde él mató a su oponente de un
ladrillazo, se cantó un tiro, una pelea pues, en el centro de ciudad Gustavo Díaz
Ordaz, y luego se trasladaron a una colonia en donde hubo tal desenlace. Después
de cometer el asesinato ocultó el cuerpo cerca de un arroyo y después huyó a
los estados unidos una larga temporada, pero en el 2009 quiso regresar y lo
capturaron en el puente de Miguel Alemán, es por eso que yo viajaba seguido a
la frontera entre 2010 y ese año del 2012.
EL SIGI (Sigifredo Flores Tristán)
cargaba de condena 20 años, apenas tenía su tercer año en la prisión de Miguel Alemán,
Tamaulipas. Fue fácil argumentar lo ocurrido y aseverar que el homicidio sucedió
durante una riña, pero las autoridades no le$ parece, porque e$ algo grave
liberar a un pre$o por má$ que é$té argumentado una vi$ión di$tinta de la ley,
$in dejar de lado su carácter punitivo. SIGI es un sujeto de unos 44 años,
vivía bien dentro del penal a todo dar, tenía su cama King size, frigobar, agua
caliente, t.v. y aire acondicionado, en 2013 hubo una fuga de 12 reos de éste
penal en Miguel Alemán, a él hombres fuertemente armados se asomaron a su celda
y le preguntaron si quería salirse a “jalar con la compañía”, el dijo que no
era necesario porque “sus abogados lo tenían amparado y pronto saldría”. Todxs
lxs presxs de ciudad Miguel Alemán fueron conducidxs a cárceles de las ciudades
de Reynosa y Matamoros, SIGI sigue preso en el la cárcel de Reynosa, el año
pasado dimitió el cargo a mi colega como defensor y unos meses después se
agravó su salud y falleció en diciembre pasado. Yo dejé de litigar en
Tamaulipas desde mediados de 2012. En otoño de 2012 a mediados estuve viviendo frente a una laguna en la Pesca, Tamaulipas, acá está la choza en dónde viví hasta mediados de 2013, arriba está la foto de la palapa, la picsina y la laguna de fondo :)